12 julio 2009

Entrevistas/Eduardo Jozami: Un país y dos almas/ Conrado Yasenza


Entrevista a Eduardo Jozami*
Un país y dos almas

En esta entrevista el escritor y periodista, de larga trayectoria intelectual y política, Eduardo Jozami, reflexiona acerca de los últimos resultados electorales como también sobre la irrupción en el panorama político del ex-Presidente Néstor Kirchner y el desarrollo gubernamental de la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Otros tópicos del reportaje abordan la función de los medios de comunicación social en el tratamiento y construcción de la realidad y la importante participación de la clase media en los procesos políticos actuales.


Por Conrado Yasenza
(para La Tecl@ Eñe)

- Para comenzar me interesa saber cuál es el análisis que hace usted de los resultados electorales.

- Más allá de los números negativos, lo preocupante es que el gobierno no consiguió que el debate central de la campaña se diera en torno a la significación de las transformaciones operadas desde el 2003. El constante cuestionamiento por autoritario a un gobierno que ha sido muy celoso del respeto de los derechos ciudadanos y el énfasis mediático en la “crispación” de Néstor Kirchner o en el estilo personal de la presidenta ocuparon un espacio tan considerable que desplazó cualquier discusión de fondo, mostrando un nivel antes no alcanzado de degradación del debate público y despolitización del discurso.

El debilitamiento del consenso social respecto del gobierno tuvo un punto de inflexión con el conflicto del campo y luego de las medidas adoptadas por Cristina Kirchner (estatización de Aerolíneas, traspaso al sector público de los fondos de pensión, negativa a desalentar las paritarias para pese a la presión empresarial) la presidenta debió enfrentar la oposición de un poderosos bloque que nuclea a los ruralistas y a los grandes grupos económicos con peso decisivo en la industria y las finanzas. Si sumamos el hostigamiento de la Iglesia y la feroz oposición de los medios, este bloque opositor resulta demasiado poderoso como para enfrentarlo sin más sustento político que un partido (el PJ) en el que gran cantidad de dirigentes no comparten la política de gobierno y sólo esperan el momento para la transición poskirchnerista-

Es necesario preguntarse si los importantes sectores de la población que votaron contra el supuesto autoritarismo del gobierno o por la novedad del candidato mediático, no vieron hasta que punto la oposición expresaba una derechización del discurso que llevaba a la restauración de lo peor del país de los 90. Sería errado analizar esta votación como una expresión totalmente homogénea de la derecha, pero no podemos subestimar hasta que punto se ha ido afirmando un sentido común conservador que glorifica el éxito y desprecia la igualdad, cuando la condición de multimillonario puede aparecer como lo más seductor de un candidato.

De todos modos, no sería bueno ignorar algunos aspectos sustantivos en los que el resultado acusa carencias de la acción de gobierno. Las mejoras en la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza se estancaron en el último año y medidas tan significativas como la recuperación de los fondos de pensión y la movilidad jubilatoria hubieran tenido un mayor efecto social si se acompañaban de una mejora más significativa en los ingresos. Los cuestionamientos a las cifras del INDEC afectaron, por otra parte, la credibilidad de todos los datos que revelan cuanto ha cambiado el país desde el 2003. Algunas asignaturas pendientes como la reestructuración del transporte ferroviario tuvieron peso en el discurso opositor.

- Cómo analiza usted la irrupción del Néstor Kirchner en el panorama político del país?

- La irrupción de Néstor Kirchner fue un aporte para recuperar el sentido de la política, mostrando la posibilidad de transformaciones (anulación de las leyes de impunidad, adiós a las relaciones carnales, cambio de la Corte) que antes muchos habían considerado irrealizables. El kirchnerismo recuperó, desde el interior de un sistema político severamente cuestionado, muchas de las banderas de diciembre del 2001

- ¿Y cuál es su visión sobre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner?
- El gobierno de Cristina avanzó en algunos temas muy importantes como los ya citados y esa es la razón de la feroz ofensiva opositora.
- ¿Cree que durante la discusión sobre el proyecto de resolución de retenciones, llamado la 125, se desarrolló en sectores políticos y económicos un “clima destituyente”?

- Fue un acierto de Carta Abierta calificar como destituyente el clima político generado a partir de la resolución 125, para el que no resultaba apropiado el término golpista, asociado a la intervención militar. Ese ánimo destituyente se expresó en los cortes de ruta, en la inusitada violencia verbal, en el pedido de “que se vaya” la presidenta, en el intento de deslegitimar a un gobierno que pocos meses antes había asumido con una fuerte mayoría popular. En el enfrentamiento con el “campo” -identificado con los valores tradicionales de la República- revivió un viejo discurso antiperonista. El gobierno subestimó la reacción que la 125 podía provocar y se privó de la posibilidad de plantear una política agraria diferenciada para quebrar el frente único de los ruralistas

- ¿Cuál es su visión sobre los enfrentamientos entre el gobierno actual y lo que podríamos denominar ampliamente como la derecha argentina?

- Aunque no haya avanzado con la misma decisión en todos los terrenos, el gobierno de Kirchner hizo un replanteo muy profundo de la política argentina. La derecha –desde el primer día – se opuso a esa orientación. Recordemos que “La Nación” auguró que no cumpliría un año de mandato. La asunción de Cristina fue la señal para una ofensiva restauradora a la que se acoplaron sectores empresariales que habían obtenido grandes beneficios con el actual modelo económico. El fortalecimiento de la capacidad negociadora de los sindicatos y la preocupación del gobierno por evitar el deterioro de los ingresos de los trabajadores provocaron la reacción de los grandes grupos económicos que ofrecieron garantizar una relativa estabilidad del empleo a cambio de no actualizar las propuestas salariales.

Por supuesto que esta lucha de intereses aparece mediada por la discusión sobre modales y estilos de gobierno. La derecha consigue arrastrar sectores medios a un enfrentamiento con el hegemonismo kirchnerista que poco tiene que ver con sus reales intereses. La elección de De Narváez en el conurbano muestra que incluso los sectores más pobres no son indemnes a esta convocatoria.

- ¿Qué opina de la incidencia de las candidaturas testimoniales en el resultado?

- La menor votación de la lista de Kirchner en la provincia respecto a las de concejales puede atribuirse en algunos casos a una deserción de los intendentes, pero no creo que ello baste para explicar el resultado. Ni el gobierno consiguió conmover a la opinión con la idea de que los intendentes “ponían el cuerpo” para plebiscitar una política, ni la crítica de la oposición pesó más que otros argumentos del discurso antikirchnerista. De todos modos, en la propuesta de las testimoniales, con su reclamo de un alineamiento de todos los dirigentes del Pj, subyace un reconocimiento sobre la debilidad del vínculo que une a muchos de estos dirigentes con el kichnerismo.

- ¿Qué opinión le merece el tratamiento de la realidad por parte de los grandes medios de comunicación?

- Los medios fueron los grandes protagonistas en la construcción de la ofensiva restauradora. El lanzamiento del proyecto de ley de Medios Audiovisules llevó a profundizar el discurso mediático que muestra un gobierno intolerante, que no dialoga con nadie y está enfrentado con toda la sociedad. Como el universo mediático no registra los poderes fácticos, las decisiones de gobierno que pueden afectar a éstos son presentadas como medidas contra la gente. Los medios, además, hicieron del campo un sujeto mítico, sin contradicciones internas, asociado con la naturaleza, con el trabajo, con Dios en última instancia, lo que resaltaba la perversidad de quienes querían dividirlo y no reconocer sus derechos.

Pero más allá de esta manipulación mediática, un discurso antisolidario que glorifica el éxito y hace responsables a los pobres por la inseguridad tiende a volverse el sentido común de esta sociedad. Es impensable avanzar con el proyecto iniciado en el 2003 si no enfrentamos esta colonización de las subjetividades que niega la misma idea de ciudadanía e inhibe toda convocatoria para una épica de la transformación.


- ¿Existe en nuestra sociedad una inclinación a repetir ciclos o experiencias políticas y económicas que, ha quedado demostrado, dañaron profundamente el tejido social?

- Cuando eso ocurre, como hoy lo advertimos, es porque no se ha profundizado el debate social sobre las causas de aquellos ciclos negativos. En el 2001, la sociedad argentina comprobó la gran mentira del discurso económico neoliberal y salió a protestar contra la irrepresentatividad y el vaciamiento de sentido de la acción política. Para algunos que impulsaron propuestas participativas y de organización solidaria fue el momento de una búsqueda de profundización de la democracia, para otros que sólo reclamaban por sus depósitos congelados significó una afirmación cerril del individualismo, el rechazo de toda forma de acción colectiva y, en consecuencia, el reemplazo de la política por el liderazgo de los exponentes de la banalidad mediática y los grandes empresarios. Esa lucha entre “las dos almas” del 2001 todavía no se ha resuelto en la sociedad argentina.

-¿Qué significa hoy el Peronismo? Es un territorio de la cultura popular o responde más a una estructura orgánica vinculada al Justicialismo?

- El peronismo me interesa como territorio de la cultura popular antes que como estructura del Partido Justicialista, pero ambas cosas existen. El PJ como estructura hace rato que no puede considerarse como el instrumento apto para una política de transformaciones populares. Salvo excepciones, el tipo de liderazgo que predomina en las gobernaciones provinciales y los municipios del conurbano tiene demasiado que ver con la vieja política y con la resistencia a cualquier cambio profundo. Esto no debe hacernos olvidar que existe una cultura popular peronista que a veces se subestima cuando se explica el voto de los más pobres por las relaciones clientelistas. En la nueva etapa yo no creo que pueda construirse un proyecto con vocación y posibilidades de cambio que no recoja la tradición nacional y popular del peronismo y pelee por conservar un espacio dentro del justicialismo, pero descreo de cualquier propuesta de unidad del peronismo. El Partido Justicialista no es el partido del orden, pero el partido del cambio se construirá dentro y fuera del justicialismo.

- ¿Cómo definiría a la clase media argentina?

- Por la identificación de sus valores con el discurso que circula por los medios, hay momentos en los que parece que la clase media se confundiera con la sociedad toda. Por eso, tener a la clase media en contra es mucho más peligroso que perder un alto porcentaje de votos, puede dar la impresión de que se está al margen del sentido común de la sociedad y ello explica también que esa merma electoral pueda magnificarse.
Se ha escrito demasiado –desde el peronismo y el pensamiento de izquierda- sobre las veleidades e inconstancias de la pequeña burguesía. Haríamos mal en retomar sin más esas expresiones para justificar nuestra imposibilidad de ganar algunos sectores medios. Existe una amplia fracción de las capas medias que vota concientemente a la derecha y participa plenamente de su visión antipopular. Pero también hay amplios sectores medios que aunque tienen dificultades históricas para relacionarse con un gobierno peronista valorarán, por ejemplo, una acción común contra el macrismo y sienten simpatías por la política de Derechos Humanos o la política exterior hoy en curso. Aumentar la credibilidad del gobierno, abrir espacios de participación, no subestimar demandas de transparencia, son aspectos importantes para ubicarnos en mejores condiciones para convocar a los sectores medios.

- Para finalizar, ¿la concentración de poder a cualquier costo y en base a todo tipo de alianzas, es signo de una sociedad que no tolera el disenso; es síntoma de cierto grado de violencia dentro y desde lo institucional (oficialismos y oposiciones)?

- La sociedad tolera poco el disenso porque no valora demasiado el debate político. La mala imagen de la política facilita una actitud de enfrentamiento con el gobierno que reúne las orientaciones más diversas. El kirchnerismo hizo un aporte para dar mayor racionalidad a los consensos y disensos dotando a la sociedad de una agenda que replanteaba las posibilidades de cambio y afectaba algunos poderosos intereses. Estos no dudaron en asumir un discurso violento –recordemos que Kirchner fue comparado con Hitler- para deslegitimar cualquier posibilidad de transformación. Esto revela la debilidad de las convicciones democráticas proclamadas por estos sectores opositores.

Recreando cierta mística de la transformación, el kirchnerismo avanzó en la recuperación de sentido de la política, pero ese avance no pudo consolidarse con la definición más clara de la propuesta política y la convocatoria a una amplia participación.


Entrevista realizada por Conrado Yasenza
Julio de 2009


*Profesor titular consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, profesor de la maestría en Historia en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Autor del libro Rodolfo Walsh, la palabra y la acción (Norma). Ex legislador y constituyente porteño.

10 julio 2009

Eduardo Sartelli/Mercado y Estado/ El Estado, ayer, hoy y mañana

El Estado, ayer, hoy y mañana

Por Eduardo Sartelli

(para La Tecl@ Eñe)

Un dogma liberal (dogma en el sentido en el que se trata de una afirmación no demostrada pero que se reconoce como infalible) quiere que el Estado es un ente ajeno a la economía y que sólo de vez en cuando (con gobiernos “demagógicos” o “estatizantes”) se entromete en la economía. El keynesianismo (rótulo que les cabe a todos los “intervencionistas”) tiene el dogma reflejo, inverso, pero no por eso menos “dogmático”: el Estado es un ente “normalmente” ajeno a la economía, pero que debe “meterse” si es que queremos evitar la anarquía del mercado. En ambos casos, la creencia común es la relación de externalidad del Estado, externalidad que puede resolverse (a favor o en contra) por una decisión política, por un cambio de la “política económica”.
La relación que se plantea desde la economía burguesa (liberal o keynesiana, lo mismo da) es absurda en sí misma, además de estar reñida con la realidad. Es absurda: la economía es la base de la vida social, por eso todo “tiene que ver” con la economía. De modo que todos los elementos de la vida social están “dentro”: el amor genera un mercado impresionante, desde los corazones rojos del día de los enamorados hasta la demanda de las “wedding planner”; el deporte es un negocio de cuya magnitud no es necesario hablar; de la educación y el arte, tampoco es necesario decir mucho. En una sociedad mercantil como la capitalista, todo pasa por el mercado, incluyendo al conjunto de las “demandas” estatales, desde las gasas de los hospitales al papel de las oficinas, pasando por la publicidad oficial o los gastos militares. Dicho de otra manera, el Estado está siempre en el mercado, no podría ser de otra manera.
Por otra parte, la propia realidad demuestra en qué medida resulta absurdo plantear la “externalidad” del Estado: según un estudio del Banco Mundial, de 1999, en Francia el gasto público representa el 46,2 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI); en Italia, el 41,9; en Noruega, 37,0; Gran Bretaña, el 36,4; Uruguay, el 32,1; Brasil, el 26,8; Estados Unidos, 19,3; Japón, 17,8. El tan aclamado modelo liberal chileno, con su 23,9 es mucho más “estatista” que la Argentina, donde el gasto estatal es del 17%. Aquellos, como Toni Negri, que hablan de la extinción de los Estados nacionales y de la emergencia del “imperio”, debieran revisar algunas cifras elementales antes de seguir con cantinelas ridículas. Esta es la razón por la cual ninguna burguesía particular, por más internacional que se haya vuelto, abandonará a su Estado o resultará indiferente ante la evolución de la economía que puede controlar con más facilidad, la economía nacional.
Hay una razón más por la cual es obvio que el Estado “interviene”: la política económica parte y reparte plusvalía según a quién le cobre impuestos y a quien no, a quién le de cuál o tal servicio o se los niegue, etc, etc. No se trata sólo de las construcciones estatales o de las compras del Estado, sino por ejemplo, el precio mismo de la fuerza de trabajo es “intervenido” por la institución estatal. De modo tal que discutir sobre el “intervencionismo” estatal no tiene el menor sentido. Así es y así funciona desde siempre, no es un problema del neoliberalismo ni de los ’90. En todo caso hay que discutir el sentido de la intervención. El “rol del Estado” es siempre el mismo: garantizar la continuidad de la acumulación capitalista. Lo que varía es cómo lo lleva adelante y a qué fracción particular de la burguesía beneficia. El ejemplo más a mano, el de la Argentina actual, nos servirá perfectamente bien.
¿Cuál ha sido la peculiaridad de la intervención kirchnerista en la economía argentina? Por empezar, la convalidación de un ataque brutal a los salarios. En efecto, la devaluación no es más que eso: una confiscación de salarios. El que ganaba 1.000$ en el 2001, antes de la devaluación, ganaba 1.000 dólares. Hoy gana menos de 300. Todas las mercancías que tengan algún componente importado (en una forma u otra, casi todas) resultarán más caras. Es decir, los obreros pierden una parte sustantiva de sus salarios. Como la desocupación mantiene a raya a la clase obrera, durante un cierto tiempo no hay huelgas y la gente se conforma con tener trabajo, aunque sea peor pago. A medida que la econoomía se recupera, los salarios tienden a incrementarse. En ese momento, Kirchner vuelve a intervenir, ahora con la inflación, que licúa los aumentos que puedan conseguirse. Con esta nueva “intervención”, los salarios de los obreros con mejores condiciones de empleo (en blanco y bajo convenio, de gremios poderosos como el SMATA o camioneros) han logrado ubicarse, luego de seis años de crecimiento económico “a tasas chinas”, a un nivel cercano al de 1998. Dicho de otra manera: el “redistribucionismo” kirchnerista equivale al peor menemismo. Los obreros en negro están mucho peor que bajo el menemismo, además de que son unos cuantos más. Ni hablemos de los desocupados, que son menos, pero han ido perdiendo los subsidios que consiguieron en el 2002.
La política de subsidios a la desocupación merece un párrafo aparte. El Estado tuvo que “intervenir” para evitar que la crisis social se llevara puesto al capitalismo. Para eso creó más de 2.000.000 de subsidios al desempleo (Planes Jefes y Jefas). Pero luego se “olvidó” de aumentarlo, quedando más retrasado frente a la inflación. El asunto era evitar que se acercara al salario mínimo real de la economía, porque si el subsidio compite en monto con el salario, los empresarios se ven obligados a subir las remuneraciones. Por la misma razón, los empleados estatales lo han pasado peor que los obreros privados en negro: mantener bajos los salarios del Estado es una forma de deprimir los salarios en general. Es decir, el Estado regula salarios. Lo hace de este modo y de muchos otros: cuando Kirchner “arregla” con Moyano el tope de lo exigible en cada convenio colectivo. Todos los demás no pueden excederlo porque de lo contrario, el Ministerio de Trabajo no convalida el convenio, que queda sin efecto.
La principal beneficiaria de esta “intervención” es la clase dominante, es decir, la burguesía argentina y extranjera. No sólo ha recibido un fenomenal subsidio bajo la forma de reducción salarial generalizada. Kirchner (continuando a Duhalde, por supuesto) ha condonado deudas de todos los grandes grupos empresarios por la pesificación asimétrica: el que debía en “dólares” pagó en pesos una deuda que se “licuó”. Además, entregó a las empresas nuevos subsidios, bajo formas más directas de compensaciones, como las fortunas que reciben los ferrocarriles, los colectivos o las telefónicas por no aumentar las tarifas. Lo mismo sucede con las empresas energéticas. Ahora, los subsidios van a parar a multinacionales como la General Motors y otras por el estilo. Para pagar esas cifras inmensas, se recorta la ganancia de otras fracciones de la burguesía, en particular la agraria. Mientras los precios de los cereales se mantuvieron en alza, los de la tierra subieron concomitantemente. El Estado, mediante un impuesto especial, la retención a las exportaciones, capturó una parte de la renta. Con eso pagó el festival de subsidios al resto de la burguesía, amén de conseguir aliados por la vía de crear eso que se llama “capitalismo de amigos”. Cuando la exacción a la burguesía agraria llegó a un nivel insostenible, estalló la crisis.
En eso estamos ahora: la base de la experiencia kirchnerista no consiste en “recuperar” el Estado, salvo que se llame tal a la adquisición a precio de oro de empresas que no valen nada (Aerolíneas), o la confiscación de las AFJP para robarle a los jubilados sin necesidad de pagar a intermediarios (las AFJP). En efecto, esta “intervención” no es más que una forma de apropiarse de salarios obreros para otorgar nuevos subsidios a grandes grupos económicos y pagar la deuda externa, que es el destino de los fondos del ANSES. La base de la “intervención” kirchnerista es la expropiación de los salarios obreros (argentinos y extranjeros, a través de las retenciones) para beneficiar al conjunto de la burguesía local y extranjera, incluyendo a los sectores financieros (de allí que un sistema bancario inexistente obtenga en los últimos años beneficios récord y tal vez por ello sea también que “El Señor de los Banqueros”, o sea Heller, haya sido candidato del gobierno en la Capital Federal). La rebelión de la única fracción perjudicada, la agraria, provoca el fin de las vacas gordas, nunca más al caso la metáfora, y abre una batalla por quién será el pato de la boda. Que la clase obrera le haya dado la espalda al gobierno en la última elección, demuestra no sólo que no ha recibido gran cosa del matrimonio patagónico, sino que no está dispuesta a volver al horno, con o sin papas.
Julio 2009

Alfredo Grande/La Columna Grande/Buena Praxis Genocida

BUENA PRAXIS GENOCIDA

Escribe Alfredo Grande


“la impunidad no es solamente la ausencia de castigo sino propiciar el delito”
(aforismo implicado)


(para La Tecl@ Eñe)


Las instituciones son creaciones culturales que intentan construir soluciones. Algunas, en su devenir histórico, se especializan en inventar problemas. Muchos de ellos, insolubles. La impunidad, no ya como huella, sino como marca cicatrizal, es una de las premisas culturales de este orden predador que llamamos cultura represora. La impunidad es uno de los legados culturales del saqueo originario, que empieza con los “adelantados” y se continúa, sin transición, con las adelantadas transnacionales. No hay impunidad frente al saqueo: hay saqueo porque hay impunidad. Es decir: es un don del victimario, una dádiva que la divinidad, del tipo que sea, entrega a los elegidos para construir reinos encontrados para la mayor gloria de los paraísos perdidos. Enterrada la causa de la Triple A, huevo de la serpiente del terrorismo de estado (en realidad, con algunas serpientes que salieron del huevo antes del 24 de marzo del 76) sin cárcel el cura Grassi (por cierto, cura no curable) y otras exquisiteces para el refinado paladar de la democracia, es momento de pensar que las sombras largas del genocidio se disipan a costa de los nuevos soles del fascismo vernáculo. Fascismo que es la impunidad total y absoluta al Poder. Y a todos los poderes: la familia, la escuela, la sexualidad, la religión, el trabajo. Los crímenes de guerra, si las guerras son fascistas, son impunes. Pero la impunidad no es solamente, aunque también, la ausencia de castigo. Es la presencia terrorífica de que, aquello que fuera convocado para sembrar muerte y locura, puede ser nuevamente despertado cuando algún poder contrariado lo decida. Cuidarse es perseguirse un poco, y no pocas veces, los paranoicos tienen razón. También entre victimarios hay daños colaterales. Algún individuo puede caer, pero solamente para salvar a la especie. Predadores que ocupan los diferentes parques jurásicos que organizan la “carta de intención social”. No podemos hablar ya de contrato. Como en las “ladrilleras” en Córdoba, la esclavitud volvió para quedarse. ¿Condenar a un esclavista en la Grecia de Pericles? ¿O en la Argentina de Macri?. Por eso se usa el código penal para juzgar más a víctimas que a victimarios. Si la denominada “seguridad nacional” es una praxis, luego que fuera establecido un plan sistemático de aniquilación por parte de las fuerzas armadas conjuntas, todos sus integrantes desde el primer momento son culpables, coparticipes necesarios o cómplices. No hay que demostrar en particular lo que ya es sentencia firme en general. Y por lo tanto patrimonio cultural, político y jurídico de la argentinidad al palo. Son los acusados los que deben demostrar que NO han estado involucrados en las atrocidades por las cuales son denunciados. Esto se denomina en los juicios por mala praxis “inversión de la prueba”. Estos juicios por la buena praxis genocida deberían instruirse de la misma manera. Hay presunción de culpabilidad mientras no se demuestre lo contrario. Pero que lo demuestren ellos, para impedir otra de las formas de la impunidad que es la “victimización permanente”. En el juicio por el asesinato de Floreal Avellaneda, la Jueza le preguntó a la increíblemente valiente Iris, madre del “negrito”: ¿recuerda a que hora la picaneaban? Solo le faltó preguntar la marca de la picana, si era made in usa o en Taiwán. La victimizaciòn permanente es la continuación del genocidio por otros medios, y tiene su extremo límite en Julio Jorge Lopez. Los otros medios, como enseñara Clausewitz para la continuidad guerra – política, son mucho más refinados que la bestialidad de las botas. A veces hasta son validados por los votos. (bussi, patti, ruckauf, sobisch, rico y otros) Sin la inversión de la prueba, los juicios contra los represores tendrán siempre un efecto boomerang sobre las víctimas. Es la mecánica del denominado debido proceso, que a veces es una versión atenuada de la obediencia debida. Importa mas las garantías procesales para los victimarios, que el daño moral, psicológico y material que sufrieron las víctimas. ¿Cómo se puede cuantificar o cualificar el efecto devastador que tiene en madre y padre saber que un hijo murió empalado? La diferencia entre responsabilidad y culpa se diluye. Y acá también opera la impunidad con su macabro “algo habrán hecho”. Lo único, lo mejor, lo más noble que hizo el “negrito” fue la militancia juvenil comunista. Murió como el cacique Caupolicán, que murió empalado sin entregar a sus hermanos araucanos. Pero la devastación de todo un grupo familiar no es juzgada. Robar un libro de un super es delito: robar bibliotecas enteras es apenas un procedimiento. Batallar contra todos los efectos de la cultura represora es una tarea de varias generaciones. O sea: de ésta generación que deberá no solamente pasar la antorcha libertaria, sino volver a prenderla para que no se apague nunca más


Junio 2009

Claudio Díaz/Medios de Comunicación: Los nuevos mecanismos de "adoración" o vapuleo de referentes políticos y sociales

Héroes y bandidos, según los ojos
de los detentadores del poder

Por Claudio Díaz

(para La Tecl@ Eñe)
Ilustración: María Cecilia Fresca

La historia oficial del liberalismo, aquella que se nos presenta como “la verdadera” o “la única” en condiciones de ser autorizada para su consumo, confeccionó a través del tiempo una lista de antinomias que más que eso son, en verdad, perversiones para estigmatizar a quienes no aceptan someterse a sus reglas. De acuerdo al obstáculo que encontró en cada etapa para ejecutar su programa, recreó una disputa dialéctica infamante. De un lado los ángeles: ellos mismos; los doctores del pensamiento ilustrado. Del otro los demonios: los hombres que apoyados en organizaciones populares los enfrentaron. Podría traducirse de la siguiente manera:

Constitucionalistas o tiranos
Civilización o barbarie
Cultos instruidos o negros ignorantes
Demócratas o autoritarios
Republicanos o populistas
Pacifistas o terroristas

Esta categorización le rindió sus frutos. Las capas medias de los grandes centros urbanos siguen considerando, por ejemplo, que Sarmiento es un prócer y patriota. Y que caudillos como Artigas, López Jordán, Facundo, Felipe Varela y el Chacho Peñaloza no eran emergentes del pueblo que peleaban para que se los incluyera en la organización nacional, sino malvivientes a los que en realidad les gustaba guerrear y molestar a la gente decente de Buenos Aires.

El orden dominante trasladó esa división entre buenos y malos a todas las áreas donde ejerce su influencia. Quiere popularizar, convertir en práctica común esa práctica de incluir en el casillero del mal a cada actor político o grupo social que no responda a sus intereses y, por el contrario, demuestre que está dispuesto a rechazarlo y superarlo. Como en un juicio sumario inapelable, quienes transiten por esa senda serán “procesados” por el sistema legitimador de ideas de los dueños de las cosas.

En estos últimos tiempos, el cotidiano semáforo del diario Clarín, una sección que empezó a incluirse en la página 2 del matutino hacia 1999, es un resumen acabado de cómo se intenta manipular el pensamiento del lector. Todos los días, allí se postulan a los ángeles y demonios que la “opinión pública” tiene que conocer para que sepa a quién tiene que adorar y a quién vapulear.

El recurso parece apuntar a un simple entretenimiento, al estilo de los crucigramas que habitan en las páginas de los medios escritos. Pero en verdad cumple otra función. La técnica es sencilla: a cada uno de los protagonistas que aparecen en ese espacio se le asigna uno de los tres colores-significados del semáforo, para controlar, al estilo de los zorros grises, si va por buen camino o no.

Como se sabe, las reglas del tránsito vehicular establecen que el rojo obliga al conductor de un vehículo a detenerse. En este caso, “prenderle” ese color a la persona aludida en la sección del diario equivale a decir que frene, que pare. O sea: que está impedido de seguir avanzando. Como estamos hablando de figuras de la política, del sindicalismo o de la militancia social, se entiende que ese rojo ubicado sobre la cabeza del elegido es la señal para que se detenga con sus ideas y propuestas. Pues bien, si uno sigue atentamente la lista de dirigentes a los que Clarín elige para “detenerlo”, encuentra que casi siempre provienen de los sectores sociales y políticos a los que combate como grupo económico más que periodístico.

Una simple estadística casera (sólo basta cotejar diariamente la página 2) permite comprobar que Hugo Moyano, el líder de la CGT, registra 15 apariciones en poco más de dos años, desde setiembre de 2006 hasta diciembre de 2008, con un plus: dos de sus hijos, Pablo y Facundo, dirigentes del Sindicato de Camioneros y del de Trabajadores de Peajes respectivamente, también fueron “obligados a parar” en más de una oportunidad. Invariablemente, el pecado que cometieron es haber protagonizado una acción de lucha para defender los intereses de sus representados, o haberse pronunciado contra alguna de las tantas iniquidades que cometen los grandes promotores de la esclavitud laboral y económica.

Otros hombres de la política, como así también los funcionarios de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, fueron blanco predilecto de los policías de tránsito de Clarín. Por caso, Guillermo Moreno, el secretario de Comercio que intentó controlar a las grandes empresas formadoras de precios; Santiago Montoya, recaudador de impuestos de la provincia de Buenos Aires que libró una lucha casi solitaria contra los grandes evasores del campo, el comercio y la industria; Luis D’Elía, dirigente social que ha confrontado contra muchos grupos de poder; Romina Piccolotti, ex secretaria de Medio Ambiente que cayó en desgracia cuando descubrió que Papel Prensa, la empresa del Grupo Clarín, contaminaba las aguas del Río Baradero en jurisdicción de San Pedro, donde se encuentra la planta industrial. Todos estos “infractores” aparecieron con el satanizador color rojo entre cuatro y siete veces en el término de dos años.

El absurdo fue encender la lucecita prohibida al dirigente gremial de Aerolíneas Argentinas, Jorge Pérez Tamayo, titular de la Asociación de Pilotos que el 20 de agosto de 2008 fue “sorprendido” por la policía del gran diario porque anunció que los trabajadores de la compañía realizarían en Ezeiza una protesta contra las empresas aéreas de origen español, por el vaciamiento de Aerolíneas. La medida consistía en la entrega de volantes a los pasajeros como parte de una campaña de esclarecimiento para dar a conocer la importancia de recuperar para la Nación a la empresa aérea. Para el matutino, “los sindicatos les van a hacer perder tiempo a los pasajeros que, obviamente, no tienen nada que ver”. Se reitera la fecha de alarma roja encendida por el diario en su semáforo: 20 de agosto. ¿Por qué es importante retener ese dato? Porque hasta poco tiempo atrás, y durante cuatro meses, el “campo de concentración agroligárquica” había cortado el país en cuatro, en verdad lo había descuartizado, apropiándose del tiempo de millones de argentinos pero además, lo que es peor, provocando la pérdida de alimentos y hasta de vidas humanas. Y en ese caso, el rojo había brillado por su ausencia.

El absurdo, aunque en verdad debiera decirse la vergonzosa complicidad y parcialidad demostrada por el diario con los factores de poder, es que personajes como el dirigente agrario Hugo Biolcatti, que llegó a decir que si los pobres no tenían 80 pesos para pagar el kilo de lomo compraran otro corte de carne, no aparecieran detenidos y sancionados aunque hayan violado de manera escandalosa la luz roja. Tampoco sucedió nada, es decir: los zorros grises miraron para otro lado, en cada oportunidad en que la dirigente Elisa Carrió agravió a los últimos presidentes de la Argentina definiéndolos como tiranos, jefes de fuerzas de choque y corruptos.

La utilización del semáforo en verde para darle vía libre a los beneficiados con esa onda, también permite conocer el ideal de Clarín en términos de proyección de figuras que sí merecen gozar del “consenso” de la sociedad democrática y republicana de la Argentina. En 2008, el dirigente empresarial Fulvio Pagani y el titular de la Conferencia Episcopal Jorge Bergoglio fueron distinguidos con el color de la esperanza porque resultaron reelectos en sus cargos por quinta y segunda vez consecutiva.

El mismo medio que en los últimos años había machacado a sus lectores con la inconveniencia y el mal ejemplo para la institucionalidad que significaban los intentos de reelección impulsados desde la clase política, no censuró del mismo modo, sino todo lo contrario, la actitud de aquellos de perpetuarse en el mando de las organizaciones que representan.

Seguramente porque provienen de las filas del diario, desde que en abril de 2008 lanzaron su Código político, por la señal de cable de TN, Julio Blanck y Eduardo Van der Kooy también recurren semanalmente al reparto de caricias y tirones de oreja, con la entrega de las medallas de oro (para los que se portan bien con el sistema), de plomo y el Pinocho, dirigido este último hacia quienes mienten o engañan a los argentinos. Para ser justos, algún día debieran autoconcederse esta estatuilla.

Ocurre que en este bombardeo de “culpabilización” de unos para “adoctrinamiento” de otros, al que se presta todo un cuerpo orgánico de intelectuales -cómplices o utilizados como instrumentos involuntarios-, el conflicto entre el ser o no ser pasa a dirimirse, más que nunca, a través de los medios de comunicación, que han venido a reemplazar la bayoneta de los ejércitos locales o foráneos que en otro momento aseguraron el vasallaje impuesto por los poderes económicos.

Existe todavía, cómo que no, un modelo de apropiación de territorios y pueblos por vía de la violencia. Ahí están los casos de Irak o Palestina como ejemplo. Pero es indudable que el poder mundial avanzó hacia formas de dominio “menos” crueles, sin tanto derramamiento de sangre, más limpias y asépticas, aunque igual de repugnantes. Porque es la colonización de la opinión lo que prevalece en el nuevo escenario, al que bien podríamos denominar como el tiempo de la Mediocracia… Algo así como el gobierno mundial de los medios, a los que por otra parte no les faltan sus mediocres representantes.

Claudio Díaz

Estela Calvo/ Medios/ La Televisión y la construcción de la realidad

TELEFICCIÓN: La Televisión y la construcción de la realidad

Por Estela Clavo

(para La Tecl@ Eñe)
Ilustración: Collages de Sara Rosenberg


Este escrito quiere discurrir sobre la televisión. Sobre como la televisión consigue levantar o defenestrar a un personaje, una ley, un gobierno, una propuesta, una movilización, una idea…

Toma 1: El montaje

Voy a comenzar con una anécdota de Leopoldo Torre Nilsson. Cuenta que estaban realizando el montaje de El Santo de la Espada. Después de varios días de trabajo, sale el montajista del estudio y dice. “No hay caso: ¡ganan los realistas!”.

El chiste no oculta de que se trata: la edición, el montaje, llevan a la creación de una nueva realidad. Diferente siempre, a la realidad que supone representar. Contraria, incluso, a veces. Intencional o no. La realidad que pretende ser mostrada a través de las imágenes nunca es aquella que se dice que es. Sucede también con las palabras, pero más aun si se trata de imágenes por el tipo especial de percepción y de tratamiento al que se someten. Así, lo que la televisión –el reino de la imagen por antonomasia- muestra es siempre ficción.

La primera cuestión entonces sería afirmar que todo programa de televisión, aún cuando se trate de un noticiero, es ficción, y como tal habría que tomarla.

Ubicados en la posición de estar viendo una pieza ficcional, lo primero que haríamos es preguntarnos por el autor. Y sabiendo quién lo hace, (en este caso, los dueños de los medios en primer término, los periodistas empleados en los mismos, en segundo lugar), su trayectoria, sus compromisos, sus intereses, su ideología, sabríamos a que atenernos en relación a la información que recibimos; a las noticias y su tratamiento. Y aunque no nos preguntáramos todo eso, sabiendo de antemano que se trata de ficción, no nos comprometeríamos tanto en dar fe de lo que se nos presenta.

Pero uno de los problemas a considerar, es que, en términos generales, los espectadores no tomamos lo que vemos en los programas periodísticos de la tele como ficción, sino como realidad. “Lo dijeron en la tele”… suele ser la carta de presentación de una verdad incontrastable.

Entonces, no pensamos en el montaje, en la edición. Creemos lo que vemos sin tener en cuenta que ha habido allí un proceso de selección de la información que privilegió algunos aspectos, los destacó –sacándolos de contexto, recortando partes, repitiéndolos “ad infinitum”- y eliminó otros, o los disminuyó hasta silenciarlos, o los bastardeó, poniéndolos en contacto con imágenes o palabras capaces de provocar reacciones de rechazo, viscerales en lo posible, y a veces, violentas. Un montaje que agregó adjetivos, calificó, juzgó, sancionó. Estos montajes, en la medida en que no son presentados como tales y en la medida en que el espectador no los toma como lo que son, sino como realidades, terminan por influenciar, modificar, manipular, a la “opinión pública”.

Nada mejor que el genio de Capusotto para ejemplificar algo de este tratamiento de la “información”, pero hecho a través de la radio:

(Cortina musical).- “¿Hasta cuando? vamos a ser un país poco serio”
(Arnaldo Pérez Manija).- 7 y 24 en la Argentina, una hora menos en el oeste del país. Otra vez, los muertos, 4 muertos acribillados, en este caso y en esta mañana.

Protesta también de piqueteros que van a provocar caos en el tránsito y la posibilidad de que este caos dificulte el andar de ambulancias y mucha gente morirá por no poder llegar al hospital.

La consultora (X…) prevé una inflación del 40 % para este año y rumores de subas en la tarifas. Para el sábado la desocupación podría llegar al 79 por ciento. Y seguimos con el ritmo de siempre, 7 y 25 de la mañana.

Desabastecimiento de medicamentos y más muertos, entonces. Se comenta la quiebra de 15 bancos para esta tarde. Congelamiento de depósitos; apertura y confiscación de cajas de ahorro. Otro muerto más en la mañana y así empezamos la misma con toda la información que a usted no le sirve para nada pero que le taladra la cabeza y de a poco lo va sacando y llenando de furia. Siendo las 7 y 25 de la mañana. Y así estamos en este país que no es un país en serio porque está lleno de corruptos y siendo las 7 y 26 ¡hay que matarlos a todos!. (Cortina musical: ¡Hasta Cuándo!).

(Otro locutor) “Hasta cuando”, con Arnaldo Pérez Manija. Información y noticias para entrar en miedo, pánico y depresión. (Cortina musical: ¡Hasta Cuándo!!) “Hasta cuando”, para cagarse el día desde bien temprano.

Hay dos palabras que son un claro ejemplo de lo que implica el tomar la palabra como imagen. Tratarla no en sus relaciones con las demás palabras, (las que le anteceden y le siguen y las que podrían haberse seleccionado en su lugar), el contexto, lo que le da su valor, sino en sí mismas, como si fueran cosas, desvinculadas, descontextuadas, desligadas, deshistorizadas. Ellas son: cambio y caos. La primera es un caballito de batalla de todo discurso político opositor y de los medios que lo sostienen. Nunca se explica qué quiere decir “cambio”. Qué es lo que se quiere cambiar. Cuál es –en términos concretos y palpables- la realidad negativa que se desea dejar atrás y en que consistirá y cómo se realizará la transformación positiva que se quiere lograr. Sólo se presenta la palabra en cuestión, unida a una serie de imágenes que no implican más que movimiento, pero no especifican de dónde ni hacia dónde irá el cambio que se postula. La segunda suele ser también vocablo privilegiado de la oposición para dar cuenta del estado de cosas al que lleva un gobierno al que se desea desprestigiar. Descalificación, ansiedad, desasosiego… “Caos en el tránsito” como título permanente en un canal de televisión será suficiente para transmitir zozobra, malestar, preocupación. Esto es lo que brillantemente ha sintetizado Capusotto.

Toma 2: El desmontaje

Como lo afirman algunos expertos (Chomsky, Bourdieu y Ramonet, entre otros) determinado montaje de unas imágenes puede construir un acontecimiento que no ha ocurrido nunca, pero que el telespectador siente e interpreta como real debido a la carga emocional y dramática de las imágenes. Se construye de este modo una suerte de premisa básica: “todo lo que emociona es verdad”, y a partir de ella, información y emoción se confunden. Como resultado, es la televisión la que marca la actualidad, ofreciéndonos imágenes de las que no tenemos constancia de que sean verdaderas, pero que buscan provocarnos un determinado sentimiento. Se organiza así un relato sobre un mundo en el que la importancia de la realidad ha quedado desplazada por la puesta en escena. Y volvemos al punto: ficción.


Creemos en lo que vemos. Es más, algo existe si tenemos imágenes sobre ello y no existe si no podemos mostrarlo de esa manera. Una noticia se convierte en actual y verdadera solamente con el hecho de que sea repetida en los medios, y ya no es necesario que la información sea contrastada ni comprobada su veracidad en fuentes fiables y objetivas. Y como la información se confunde con la comunicación, resulta que la información termina siendo comunicación publicitaria.

¿Y cual es la ficción que se nos presenta? ¿Cómo se determinan sus contenidos? Por lo general, cuando los medios pertenecen a monopolios informativos y son parte de empresas cuyo fin es lo económico, es decir, cuando se trata de medios controlados por potentes grupos industriales, estos medios se dedican a imponer la ideología dominante de tal modo que los periodistas que trabajan en ellos, y sobre todo los que ocupan los puestos más altos, acaban defendiendo también los intereses de ese establishment.

Otro principio que dirige la selección de imágenes y de “noticias”, es el de beneficiar al propio negocio, es decir, al medio televisivo del que se trate. Así, la televisión se concentra en aquello que le interesa a la audiencia: la propia televisión. Y lo primordial, hasta en un telediario, terminan siendo los criterios del espectáculo y la puesta en escena.

Como expresa Bourdieu, regirá entonces el principio de consenso informativo que implica el respeto por la uniformidad de la opinión promedio, esa que en buena medida los propios medios forman a través de la manipulación informativa, buscando entretener y no dividir o polemizar, teniendo en cuenta que cuando más amplia es la audiencia que se quiere alcanzar más hay que esforzarse en limar sus asperezas, banalizando y despolitizando sus contenidos. La tiranía del “rating” impone ocultamientos, censuras y superficialidades varias.

A este marco se ajustará también el principio de selección de la información a favor de lo escandaloso o sensacionalista, aquello que presente mayores dosis de sangre, violencia y muerte en directo, así como la urgencia en el manejo del tiempo, que favorece la simplificación demagógica de sucesos, opiniones y problemas. Asimismo, la exageración de los hechos cotidianos y la presentación de sucesos ordinarios como si fuesen extraordinarios: inundaciones, catástrofes, etc. y la coerción de la primicia informativa por razones de competitividad en desmedro de cualquier análisis que la ponga en contexto, que sería, como identifica Bourdieu, exponer un suceso en su adecuado sistema de relaciones.
Todo esto lleva implícita la parcialización de la realidad, al desviar la atención de todo aquello que no traerá como resultado un éxito de audiencia, con lo cual se censuran de algún modo partes importantes de la realidad que casi nunca llegan al público.

Esto es lo que tendríamos que tener en cuenta cuando vemos como se ensalza o como se defenestra a algo o alguien en la televisión, tanto como deberíamos estar atentos a qué es lo que se oculta, lo que no se dice.

Como resultado de lo expuesto, durante las últimas décadas la televisión ha adquirido entre sus características más importantes, la de desalentar el ejercicio de pensar, privilegiando el impacto de la imagen sobre el contenido y el de la emoción sobre la razón, a favor del vértigo y la impunidad de que goza por razones técnicas ya que en ese mundo virtual y efímero, sus
hechos, dichos y juicios son dificultosamente revisables.
Al desalentar el pensamiento, incentiva lo peor: la venganza, la justicia por mano propia, la crítica sin fundamento, la repetición de slogans vacíos, la inmediatez en lugar del tiempo necesario para pensar, la banalidad y la rapidez, la aseveración fácil en vez de la búsqueda de elementos e historias imprescindibles para un buen análisis. Así, la tríada necesaria al desarrollo del pensamiento: ver, comprender y concluir, se transforma en ver y concluir, sin pasar por el ineludible paso de la comprensión que es la intelección del problema. La conclusión, en tal caso, se vuelve arbitraria, cuando no irracional. Si lo que se ve logra trasuntar una fuerte emoción –lo que se consigue, por ej., a través de sangre y violencia y de reportajes deleznables en los que el modo de preguntar ya predispone la respuesta-, habrá una conclusión-acción inmediata, eliminando el pensamiento. Los ejemplos, sobran.

Toma 3: El lugar del sujeto.

'La información es demasiado importante como para dejarla en manos de los periodistas', dirán Bourdieu y Halimi y éste último llevará esa máxima al límite al abogar por la desaparición de una profesión que califica de 'corrupta, plagiaria y mercenaria', atacando de frente no a ’aquellos periodistas que ejercen su oficio con dignidad', sino al periodismo 'reverencial', ese que da 'la espalda a aquellos a quienes debería servir para servir a aquellos a los que debería vigilar'.

Al revés de la tesis psicoanalítica que dice que “la verdad tiene estructura de ficción”, la televisión sostiene el entramado de una ficción que alcanza estatuto de verdad. Mejor dicho, que nos hace creer en ella.

Tal vez la mejor colocación frente a este relato imaginario sería tomarlo como una versión. Pero el poder de los medios, sobre todo cuando es posible el monopolio de los mismos, como sucede en nuestro país, conlleva al relato único, a la única versión. Es por ello que una nueva ley de medios audiovisuales, que regule y acote las posibilidades monopólicas, se torna imperiosa para poder contar con diferentes versiones, con distintas voces que recorten otros sucesos o que planteen otras ópticas sobre los mismos sucesos, que tal vez ni siquiera sean los mismos al ser contados por otros. Lo cual no nos exime de concluir que la única manera de obtener información veraz o más o menos cercana a los hechos, o medianamente construida sobre diferentes versiones y desde ángulos que permitan abordar la complejidad de un acontecimiento, sea la de una actividad intelectual que requiere atención, esfuerzo e interés por parte de cada uno.

(Arnaldo).- Y siendo las 7 y 27 de la mañana, mientras se levantan para ir al trabajo donde por ahí hoy los echan o para llevar a los chicos a la escuela, donde puede hoy explorar una bomba, vamos con Boby Sansorete y los estrenos de la semana…
(Boby Sansosrete).- “Dulce pausa en el amor” (con…) Una simpática comedia romántica sobre una pareja que decide tomarse un compás de espera antes de casarse y viven muy divertidas vicisitudes que por supuesto, son amortiguadas por el hecho de vivir en un país donde hay una economía de mercado libre, abierta, sin intervención del Estado. Esto posibilita que ese país atraiga inversiones y se pueda progresar, no como acá, adonde los políticos son todos corruptos y en cualquier momento, cualquier borracho te afana y los maestros hacen paro todos los días y hay que mantener a millones de vagos, hijos de puta que viven del Estado. Arnaldo, esta película es divertida. Al menos yo, le pongo como clasificación: 3, “este país es una mierda”.
(Arnaldo).-Y seguimos con ritmo, 7 y 27 de la mañana y sí, la gente esta cansada de no vivir en un país en serio porque en un país en serio estas cosas… no pasan. 7 y 27 de la mañana y el tiempo para hoy:
(Relator del tiempo).- 14 la mínima 14 la máxima; posibilidad de chaparrones, granizo e inundaciones donde miles de hogares serán destruidos y no asistidos por un Estado corrupto que los dejará en la calle, multiplicándose epidemias y enfermedades venéreas malformaciones congénitas, pánico, desesperanza. Todo está perdido.


Referencias:
“Sobre la televisión”, Pierre Bourdieu, 1996.
“La prensa siempre elige lo interesante por sobre lo importante”, entrevista a Serge Halimi, periodista de Le Monde Diplomatique, Sep 2002.
“La tiranía de la comunicación”, Ignacio Ramonet,
“Cómo nos venden la moto”, Noam Chomsky e Ignacio Ramonet,

Rubén Drí/Iglesia y administración del cuerpo y el alma

La Iglesia y el cuerpo, dos enemigos irreconciliables

Por Rubén Dri
(para La Tecl@ Eñe)

Ilustración: Carlos Gorrianera


“¿Cuáles son los enemigos del hombre? El demonio, el mundo y la carne”. Ellos siempre “nos combaten y persiguen”. Pregunta y respuesta del catecismo “perseverancia” que todo chico o chica aprende de memoria cuando se prepara para la “primera comunión”. Dejemos de lado al demonio y al mundo, no por ser menos peligrosos, sino por no ser ellos tema de estas reflexiones, y concentrémonos en “la carne” que alude directamente al cuerpo.

¿Por qué esa enemistad? ¿De dónde proviene? ¿Cuáles son sus fuentes? ¿Forma esa enemistad un momento esencial del cristianismo o es un agregado que lo distorsiona?

1.- La fundación del proyecto sacerdotal.

En los primeros siglos de la historia del pueblo hebreo, desde la fundación de la monarquía en el año mil antes de Cristo hasta el siglo primero, el sacerdocio, siempre unido al poder político, y el profetismo, expresión de los campesinos oprimidos, estuvieron enfrentados. Pero es en el siglo VI aC, en el exilio al que el imperio babilónico los había condenado, que los sacerdotes hebreos elaboran el proyecto sacerdotal que, bajo el dominio del imperio persa que derrota a los babilonios, imponen en la Palestina.

El Levítico, tercer libro de los cinco que componen el Pentateuco, la célebre “Toráh”, contiene el ordenamiento social, cultural y religioso que han de conformar la “sociedad sacerdotal”. Todo depende del valor central de la “pureza” que rige el comportamiento público y privado”. Consiste en que la consumición que realizan los hombres en la alimentación, en la relación sexual y en el rito religioso debe realizarse entre elementos que sean a la vez heterogéneos y recíprocos. Debe evitarse toda confusión.

Ello significa que habrá alimentos puros e impuros. Los primeros son aquellos que corresponden a animales perfectamente encuadrables entre los terrestres, acuáticos o aéreos. Los híbridos o no encuadrables perfectamente, pasan a ser impuros o manchados y, en consecuencia, deben evitarse.

En cuanto a lo sexual, será impura la relación homosexual, el semen, la sangre de la menstruación, todo tipo de supuración del organismo, cuya máxima expresión es el leproso. El Levítico establece: “El afectado por la lepra llevará los vestidos rasgados, se cubrirá hasta el bigote e irá despeinado gritando: ‘¡Impuro, impuro!”. Todo el tiempo que dure la llaga quedará impuro. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada” (Lv 13, 45-46).

“Cualquier hombre que padezca un derrame es impuro por ese derrame” y transmite su impureza a la cama en que acuesta, a cualquier silla que se siente y a cualquier mueble que toque. Esa impureza se transmite a cualquiera que toque uno de los objetos con el que el impuro haya tenido contacto. La impureza dura hasta la tarde, mientras que la mujer impura por la sangre menstrual, contrae la impureza por el espacio de siete días.

Las normas de pureza que rigen para todos los componentes de la sociedad, se extrema en el caso de los sacerdotes y, en especial del Sumo Sacerdote: “No se acercará a ningún muerto. No podrá contraer impureza ni siquiera por el duelo de su padre o de su madre” Lv 20, 11). Al entrar el muerto, o sea, el cadáver, en el reino de lo confuso, es impuro y cualquiera que lo toque contrae impureza. Por otra parte, “tomará mujer virgen. No tomará una viuda o una mujer despedida, o deshonrada o prostituta” (Lv 20, 13-14).

La impureza es cosa del cuerpo y sobre todo, de la sexualidad. Si bien no hay una concepción dualista que separe al cuerpo del alma, porque estos conceptos no existen y el ser humano es una totalidad, sin embargo en la concepción de lo puro y lo impuro está implícito el dualismo cuerpo-alma y es la parte corporal la que carga con el peso de la impureza. El desprecio del cuerpo ya está presente en la concepción y en la práctica del proyecto sacerdotal judío. Precisamente con el proyecto sacerdotal surge propiamente el judaísmo.

2.- El nacimiento de la iglesia[1]

Jesús de Nazaret había proclamado que los tiempos estaban maduros para la proclamación y realización del Reino de Dios, aludiendo, de esa manera, a la fundación de la confederación de tribus, realizado mediante el pacto de Siquem que había tenido lugar en el 1.200 aC, y que había sido denominada “Reinado de Dios”, debido a que las tribus se comprometían a no aceptar otro rey que no fuera el Dios de la liberación, propuesto por el grupo que había salido de Egipto.

Para realizar la tarea elige a los militantes y se da a la tarea de construir un movimiento, al mismo tiempo que va construyendo la contra hegemonía con el lenguaje popular campesino de las parábolas. Elabora el proyecto económico solidario simbolizado en la narración de las multiplicaciones de los panes y el político que tiene su centro en la concepción del poder como servicio.

El proyecto naufraga bajo la represión del imperio romano y la colaboración de los sacerdotes jefes. Jesús es tomado prisioneros y sometido a juicio sumario por parte de los sacerdotes en primer lugar y del imperio romano finalmente, que lo condena a la pena capital como culpable de haber atentado contra el Estado romano. Los componentes del movimiento de Jesús se dispersan. Todo ha terminado.

Pero después de un tiempo más o menos corto, se reencuentran, se reúnen y retoman el proyecto del “Reino de Dios” en un contexto totalmente distinto de aquél en el que lo había propuesto Jesús. Del contexto del pueblo judío se ha pasado al de ciudades y pueblos pertenecientes a la cultura helenista y dependientes del imperio romano.

El reencuentro se produce en diversos grupos que se autodenominan “asambleas”, en griego “ekklesía”, término tomado de la asamblea de los ciudadanos atenienses, mediante la cual se establecían las leyes de la polis. Son asambleas horizontales, sin sacerdocio, que periódicamente se reúnen para celebrar la “cena”, símbolo central de la nueva sociedad en la que todo se comparte.

Las primeras asambleas quisieron aplicar sin concesión la radicalidad del proyecto de Jesús, tanto en lo económico, como en lo político y en lo cultural. Las asambleas que encuentran su expresión tanto en el evangelio de Marcos, como en el de Lucas, buscan la realización plena de una economía en que todo se comparte. Pablo expresa la radicalidad de las transformaciones en cuanto a las relaciones humanas:

“Ya no hay judío ni griego, ya no hay esclavo ni libre, ya no hay macho ni hembra, pues todos ustedes son uno dentro del ámbito de Cristo Jesús” (Gal, 3, 28). En cartas posteriores, desparece la indistinción entre macho y hembra, lo cual es explicable. Lo importante es que no existe aquí ningún asomo de dualismo. Todo lo contrario. Es la “unidad originaria” de los mitos la que está aquí presente. La sexualidad, la corporalidad, no sólo no es condenada, sino que es ensalzada. Une a machos y hembras, a varones y mujeres, indistintamente.

Esto no podía durar. La presión social y cultural lo hizo absolutamente imposible. El helenismo, cultura formada por la simbiosis de lo asiático y lo griego, promovida por Alejandro Magno, era dualista. Separaba netamente lo material de lo espiritual y en el ser humano distinguía netamente entre el alma y el cuerpo.

Es Platón el filósofo que la expresa cabalmente. Lo hace en diversos diálogos. La esencia del hombre radica en el alma, la cual, de habitar entre los dioses, por una determinada culpa cayó del cielo, su verdadera patria, y fue encerrada en un cuerpo, del que es necesario liberarla. Los caminos de la liberación son la ascética, la filosofía, la purificación del amor y los ritos religiosos. El principal, condición para todos los demás, es la ascética o mortificación. Es necesario mortificar, someter, dominar al cuerpo y sus pasiones.

Pablo de Tarso no es dualista, pero ya aparecen en sus cartas gérmenes del dualismo que luego se habría de desarrollar. Efectivamente, él habla del hombre “carnal” –sarkikós- y del hombre espiritual –pneumatikós-, términos derivados de sarx y pneuma, pero “carne” no significa “cuerpo”, que en griego se dice soma; “espíritu” no significa “alama”, que en griego se dice psijé. El hombre carnal no se refiere al cuerpo sino a la no comprensión y aceptación del mensaje de Jesús el Cristo, o sea, de su proyecto liberador. El hombre espiritual es aquél, en cambio, que ha comprendido y se ha comprometido con dicho proyecto.

Paulatinamente esta concepción se va deslizando hacia el dualismo propio del ambiente cultural en el que se desarrollan los primeros tiempos de las asambleas cristianas. De esta manera el proyecto liberador de Jesús de Nazaret se “espiritualiza” o mejor, se platoniza. El mundo de las ideas, o sea, el mundo verdadero, según Platón, del cual el mundo sensible no es más que una copia, pasa a ser el mundo “religioso”, trascendente. Junto con ello se fue dando un proceso de estructuración de las asambleas, que dejan de ser horizontales y pasan a ser verticales.


3.- La fundación de la Iglesia

La “Iglesia” con mayúscula, o sea como institución jerárquica que construye un poder que compite y negocia con el poder político, es obra de los siglos IV y V. Es el Edicto de Milán del 313 dictado por el emperador Constantino el punto de partida de una serie de acontecimientos en los que se entrelazan el poder político y el religioso, como resultado de los cuales se construye el entrelazamiento de ambos poderes que va a regir por siglos la historia de occidente, con consecuencias que llegan hasta nosotros.

La construcción “material” de la estructura eclesiástica va acompañada de la elaboración teológica que le da homogeneidad, condición indispensable para presentarse ante el poder político como el poder religioso que lo puede legitimar o deslegitimar, haciéndolo por tanto indispensable. En realidad, Constantino al darse cuenta que el cristianismo le había ganado las bases del imperio, dio los pasos necesarios para negociar con el nuevo poder religioso.

Es por ello que el citado edicto se completa en el 325 por el Concilio de Nicea, el primer concilio ecuménico de la Iglesia, con el cual comienza la elaboración de la dogmática que se realiza con las categorías filosóficas del platonismo. Pero será San Agustín en el siglo V quien fije los lineamientos fundamentales de dicha dogmática.

El mundo en su totalidad y el ser humano en particular quedan definitivamente divididos en dos ámbitos contrapuestos, irreconciliables, la materia y el espíritu, el alma y el cuerpo, siendo la verdadera realidad aquella que es necesario salvar y cultivar, la primera de dicha contraposición. El ser humano es el espacio de una lucha sin cuartel de la materia en contra del espíritu y del cuerpo en contra del alma.

El slogan de las misiones que recorrerán sin cesar el territorio nacional será “salva tu alma”, para lo cual será necesario sacrificar el cuerpo y sus negras pasiones, al frente de las cuales figura el condenado sexo que mancha el alma. De esta manera las recomendaciones sacerdotales del “Levítico” encuentran su adecuada fundamentación teológica. Basándose en esa concepción, el papa Alejandro VI “donaba” las tierras de América a los reyes de España, “para la salvación de las almas” y Juan Ginés de Sepúlveda justificaba el exterminio de los nativos, pues “es mayor mal que perezca un alma que la muerte de miles”.

Verdaderos genocidios han sido “justificados” sobre la base del dualismo alma-cuerpo. Si lo que hay que salvar es el alma, y si su enemigo es el cuerpo, todo lo que se haga en contra del cuerpo redundará en beneficio del alma. Las torturas que la Inquisición aplicaba a los herejes siempre tenían como finalidad salvar el alma del torturado. Por otra parte todo placer es sospechoso, en la medida en que fomenta “pasiones” que hacen que el alma se encuentre cada vez más atada a su cárcel.

La Iglesia católica distribuye los posibles pecados de los hombres en los “diez mandamientos de la ley de Dios”, pero da toda la impresión que los únicos mandamientos son el sexto y el noveno que tienen que ver con el sexo. Una verdadera obsesión por el sexo caracteriza a toda la prédica de la Iglesia. El Levítico y el entramado categorial dualista mediante el cual se estructuró la dogmática, transformaron al cuerpo como el enemigo principal al que hay que mantener a raya si no se quiere arder por siempre en el infierno.

Buenos Aires, 6 de julio de 2009


[1] Menester es distinguir la “iglesia” con minúscula que la “Iglesia” con mayúscula. Primera es la que surge después de la muerte de Jesús de Nazaret como recomposición del movimiento del Reino de dios que se había disuelto con dicha muerte. La segunda es la Iglesia como institución de poder que se construye en los siglos IV y V.

Mercado y Alimentos/Comentario/Claudio Barbará

Los maravillosos productos de la vida moderna
Por Claudio Barbará

Ilustración: Carlos Gorrianera

(para La Tecl@ Eñe)

Este comentario se basa en información que suministran algunos ciudadanos indignados sobre dos de los tantos productos de venta masiva, promocionados con gran despliegue publicitario, donde se anuncian con estridencia sus increíbles beneficios para la vida humana. En este caso les hago llegar información con datos que circulan sobre todo en Internet sobre la puesta en duda sobre las bondades de estos productos que el mercado pone en las góndolas. En este caso se nombran dos artículos de mucha difusión y consumo masivo, estos son: ACTIMEL y RED BULL. Es probable que ustedes hayan tenido la oportunidad de enterarse ya, puesto que por Internet circula mucha información que no está disponible de otra manera para un publico masivo.
Me tomé el trabajo de resumir algunos datos relevantes y contundentes, pues se trata precisamente de cómo el discurso atraviesa las prácticas sociales; y el Psicoanálisis, al menos el Psicoanálisis Lacaniano, tiene sin duda algunas cosas que decir sobre las bondades supuestas del mundo moderno, de la mano de los también, muchas veces, supuestos avances de la ciencia aplicada a la vida cotidiana. Cuando decimos que el discurso capitalista nos somete a un goce fragmentario, y nos propone esos pequeños objetos (que Lacan llamó objeto "a", plus de goce), en los que el sujeto queda alienado, se trata de una alienación que es mortal.

Primero la información que circula por la red.
ACTIMEL provee al organismo una bacteria llamada L.CASEI. Esta sustancia es generada normalmente por el 98% de los organismos, pero cuando se le suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla y paulatinamente 'olvida' que debe hacerlo y cómo hacerlo, sobre todo en personas menores de 14 años. ACTIMEL, en realidad, surgió como un medicamento para esas pocas personas que no lo elaboraban, pero ese universo era tan pequeño que el medicamento resultó no rentable; para hacerlo rentable se vendió su patente a empresas alimenticias. La Secretaría de Salud obligó a ACTIMEL (La Serenísima) a indicar en su publicidad que el producto no debe consumirse por un tiempo prolongado; y cumplieron, pero en una forma tan sutil que ningún consumidor lo percibe. Si una madre decide completar la dieta con ACTIMEL, no percibe ningún aviso sobre su inconveniencia y no ve que puede estar haciendo un daño importante a futuro a causa de las manipulaciones publicitarias para impulsar los negocios."
RED BULL fue creado para estimular el cerebro en personas sometidas a un gran esfuerzo físico y en 'coma de estrés y nunca para ser consumido como una bebida inocente o refrescante. Aumenta la resistencia física, agiliza la capacidad de concentración y la velocidad de reacción, brinda más energía y mejora el estado de ánimo. Todo eso se puede encontrar en una latita de RED BULL. La bebida energética del milenio. Red Bull ha logrado llegar a casi 100 países de todo el mundo. La marca del TORO ROJO, tiene como público a jóvenes y deportistas, dos segmentos atractivos que han sido cautivados por el estímulo que causa la bebida. Al parecer en Francia y Dinamarca lo han prohibido por ser un cóctel de muerte, debido a sus componentes de vitaminas mezcladas GLUCURONOLACTONE, químico altamente peligroso, el cual fue desarrollado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos durante los años 60 para estimular la moral de las tropas acantonadas en VIETNAM, el cual actuaba como una droga alucinógena que calmaba el estrés de la guerra."

El comentario:
En efecto, estos productos lanzados al mercado, impulsan la idea de que son un "agregado", un "suplemento", con los cuales nuestras vidas se volverían más agradables, más vitales. "Sustancias" que hacen que la vida nos resulte más placentera. En otras palabras, estos objetos de consumo, harían más soportales las exigencias de la vida moderna. Son la solución a la falta de energía anímica y física, quitan los malestares del stress, los males de un cuerpo que no siempre acompaña las necesidades del momento, nos brindan un estado de bienestar del que careceríamos sin ellos. Son los signos de la época: ¡trague la pildorita y siga adelante!, como dice otro slogan. Los sujetos presionados por eso que creen que es la vida cotidiana que llevan, no dudan, tragan la píldora y siguen adelante. Aunque este "seguir adelante" sea un derrotero mortífero.
El discurso capitalista es un discurso que engaña: la falacia es no advertir de las consecuencias y del origen del dilema. Y en este punto algunos sociólogos mencionan el carácter perverso del poder (discurso del amo) en el capitalismo. Podríamos preguntarnos sobre las causas de los males que estos productos suponen corregir. ¿Cuál es la causa de que el sujeto en la modernidad se vea falto de energía, de ánimo, afectado por eso que llaman stress? ¿A qué se deben esos trastornos del cuerpo, de un cuerpo tomado por el desorden del goce? ¿Cuál es el motivo de ese sentimiento opresivo de malestar? Y podríamos proseguir enumerando preguntas del mismo tenor; no obstante, lo que se constata es que el mercado sobre la causa hace silencio, y sobre sus consecuencias también; puesto que el ideal de la época sólo acentúa un presente efímero: el presente del goce también efímero de cada quien con su objeto.
Es innegable además que este tipo de mercancía tiene el carácter del consumo compulsivo; en otras palabras, tienen ese componente adictivo que es propio de los objetos que procuran un plus-de-goce. Y son, además, dañinos para el organismo a largo plazo. No se trata de efectos no deseados, son por el contrario propiedades que invisten al objeto en la modernidad. Todos somos adictos en el universo capitalista; dicho de otra manera, todos estamos sometidos a ese empuje a un goce en exceso del objeto. Se lo promociona, se lo recubre de las garantías que otorga ser un objeto con certificado de “calidad comprobada”, se lo pone al alcance del segmento más vulnerable y proclive a la demanda insaciable. Se promueve de esta manera una sociedad adicta, alienada en un goce mortal, refractaria, autista y autómata.
Nos reencontramos aquí con el sueño de la ciencia moderna: el hombre máquina. El autómata: el sujeto reducido a un organismo regido por las leyes de la física y de la química. Ajeno a los efectos subjetivos; proclive a los desequilibrios, que se restablecen con "equlibrantes" artificiales; dícese de psicofármacos de consumo masivo e indiscriminado. El autómata está en los ideales de la ciencia desde hace algunos siglos, y la literatura en su momento lo denunció con la creación artística (recuérdese a Frankenstein). El autómata del Siglo XIX se transformó en el hombre cibernético del Siglo XX, con la aspiración a la IA (Inteligencia Artificial), los robots que piensan y sueñan, y no sólo hacen cálculos y realizan actividades programadas.
Está el ideal del autómata en el discurso de la modernidad, el hombre prótesis de una ingeniería genética y biocibernética; el hombre del futuro, clonado y rediseñado a partir del desciframiento del código genético. Es el hombre que no necesita "curarse" sino "adaptarse".
En esto participa la ideología del hombre como individuo: el sujeto reducido a las causas y los efectos del arco reflejo original. El sujeto forcluido de la ciencia. Es el sujeto reducido al semblante del consumidor concienzudo que apetece de las bondades supuestas de estos productos y otros que, suplementos que se tragan, transforman el sentido de su estar en el mundo. Es el empuje a la adicción, de un discurso obsceno que persevera en esta dirección, pues conviene al "business".
Por el contrario, en el discurso analítico, el individuo es alojado para devolverle su dimensión de sujeto; esto es, para operar en la dirección contraria al del discurso capitalista, siendo agente de la operación de separación, de desalienación. Sujeto que el Psicoanálisis aloja en su discurso, que se enuncia en el decir, que se garantiza de su existencia en la experiencia de la angustia.

Junio de 2009

Medios de Comunicación y tratamiento informativo/ Araceli Otamendi/Reflexión

Medios de Comunicación y tratamiento informativo
Reflexión sobre la base de dos preguntas:


Por Araceli Otamendi*
Ilustración: Pla. R

(para La Tecl@ Eñe)


1. ¿Cuál es a su entender la lógica de los mass media, en cuanto al tratamiento de la información?

2.Retomando la idea de los medios como instrumentos manipuladores ¿qué es lo que ocurre con la capacidad de reelaborar el mensaje, de decodificarlo y reasignarle otra finalidad?

Según el Diccionario de las Artes de Félix de Azúa se define “media” en lugar de mass-media “para ahorrarnos la expresión medios de comunicación de masas”, dice.
Otra terminología más exacta sería medios de formación de masas.
Félix de Azúa elige así el término media ya que le parece preferible a medios, ya que medios en español, sugiere la existencia de ciertos fines, pero los media carecen de otro fin que no sea el de su propia expansión sin finalidad alguna. Son voluntad de poder en estado puro.

También según el filósofo de origen catalán Félix de Azúa, los media son un horizonte. Prensa, radio y televisión son sólo el comienzo de un recorrido que se anuncia largo y sorprendente.
Las autopistas de la información, las aplicaciones del ordenador personal y la difusión doméstica de los CD Rom van a transformar nuestra percepción del mundo mucho más contundentemente que la proclamación de los derechos humanos en el siglo XVIII, afirma el filósofo.
Lo que no está en los media no existe actualmente y el concepto filosófico de “verdad” es irrelevante en la aparición de esta realidad.
La realidad llamada virtual, que se encuentra en fase de experimentación posee todas las características necesarias para sustituir a la antigua realidad definida por los científicos.


En cuanto a la pregunta 2, Lev Manovich en el libro El lenguaje de los nuevos medios de comunicación, sostiene que los principios de los nuevos medios de comunicación serían: representación numérica, automatización, variabilidad y trascodificación cultural. Está distinguiendo en el libro los nuevos medios de los viejos.
En diversos países ya se está utilizando la televisión digital y se ha interrumpido la transmisión a través de receptores analógicos.
Es decir, estamos frente a una revolución mediática, que supone el desplazamiento de toda la cultura hacia formas de producción, distribución y comunicación mediatizadas por el ordenador. Es casi indiscutible, dice Manovich, que esta nueva revolución es más profunda que las anteriores y que sólo nos estamos empezando a dar cuenta de sus efectos iniciales.
La revolución de la imprenta afectó sólo a una fase de la comunicación cultural como era la distribución mediática. En cambio la revolución de los medios informáticos afecta a todas las fases de la comunicación y abarca la captación, la manipulación, el almacenamiento y la distribución, así como afecta también a los medios de todo tipo ya sean textos, imágenes fijas y en movimiento, sonido o construcciones espaciales.
¿Cómo se decodifican los mensajes recibidos? En los medios interactivos el usuario elige sólo una parte de una obra total que ya existe. Los nuevos medios son la mejor expresión que disponemos de la lógica de identidad de las sociedades industrial avanzada y posindustrial, que consiste en elegir valores en una serie de menús predefinidos.

Escapar de esta elección solamente se puede lograr rechazando todas las opciones y la personalización, en definitiva cualquier forma de interactividad.
Algo difícil de lograr, si, en palabras de Félix de Azúa estas tecnologías son capaces de ocupar la totalidad del tiempo de un ciudadano, cuando éste pueda leer las noticias en su pantalla, ver a su amante haciendo srreap tease a través del teléfono, trabajar luego para su empresa en el ordenador del comedor, seleccionar más tarde un partido de fútbol entre ciento diez posibles partidos en las mil cadenas de televisión mundiales, asistir por la noche a un espectáculo pornográfico en directo con las diez top model del día antes de escuchar la ópera Wozzeck y conectar finalmente con la biblioteca de Washington para tener en pantalla un papiro egipcio para cuando llegue su esposa, que es arqueóloga.
Esto que parece tan humorístico no es más que el inicio de algo que está por venir y que todavía no sabemos en qué va a derivar. La calidad de la realidad definida artísticamente será la máxima que pueda permitir el sistema, lo que incluye, dice el filósofo, por ejemplo, el regreso de la inmortalidad, la cual no será difícil de programar dentro de las esperanzas democráticas a las que todo ciudadano tiene derecho.

Bibliografía:

Félix de Azúa, Diccionario de las artes, Editorial Planeta
Lev Manovich, El lenguaje de los nuevos medios de comunicación, Editorial Paidós

© Araceli Otamendi

*Araceli Otamendi nació en Quilmes, Provincia de Buenos Aires. Se graduó en Análisis de Sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional, profesión que ejerció durante varios años. Es escritora y periodista. Recibió en 1994 el Premio Fundación El Libro por su novela policial Pájaros debajo de la piel y cerveza. Ha publicado cuentos en antologías nacionales e internacionales y parte de su obra ha sido traducida al inglés, italiano y coreano.
Es directora de las revistas digitales Archivos del Sur y Barco de papel.

Mirta Vázquez de Teitelbaum/Reflexiones/ Los enigmas del Poder

Los enigmas del poder

Por Mirta Vázquez de Teitelbaum
(para La Tecl@ Eñe)


La primera pregunta que me sugiere el título es acerca del plural.
Para abordarla tomaré la clasificación de Lacan[1] de los tres registros que conforman la realidad subjetiva: el simbólico, el imaginario y el real.
Si se piensa el poder como el dominio sobre otro estamos en el registro imaginario y en el terreno de la agresividad y el narcisismo. Pero las palabras ejercen también su poder simbólico en tanto que el poder de muerte es real.
La dialéctica del amo y el esclavo sostenida por Hegel nos ubica en el tiempo en que el poder sobre la vida de los esclavos era real. Nosotros detectamos hoy nuevas formas de sostener dicho poder sometiendo a personas indefensas a condiciones miserables de vida así como al peligro de muerte.
En la reciente historia de Occidente hubo una figura que detentaba el poder: el ama de casa. Inclusive se la identificaba como profesión en documentos públicos.
La identificación de las mujeres a este significante se mantuvo hasta los años 60 momento en que entraron masivamente al mundo del trabajo hasta ese momento ocupado mayoritariamente por varones.
La mujer ama de casa atendía su hogar bajo la égida del amor pero establecía reglas a marido, hijos y personal de servicio si lo había con el fin de organizar la familia. Las solteras, muchas veces, cumplían este rol con sus padres ancianos, tío o abuelos. Era la figura del amo bueno, que disponía en cierta medida de la vida de los otros para ponerla al servicio de la casa primero y de la comunidad después.
Los hombres encontraban en ella, a diferencia del ama de llaves, la tranquilidad para desentenderse de lo que acontecía diariamente en su entorno familiar ya que la casa era “cosa de mujeres” lo que le permitía salir a la lucha por la vida que “era cosa de hombres”.
Como se ve la diferencia sexual establecía roles que si bien no eran fijos dejaban a la mujer ejerciendo su poder como dueña de su casa.
Con el cambio social señalado este lugar de la mujer se modifica. No obstante queda algo ligado a su función maternal que vuelve a otorgarle cierto poder: “instilar”, en el decir de Lacan, la lengua. La lengua primera, hecha de esbozos significantes, la lengua llamada materna es transmitida fundamentalmente por la madre. Los arrullos, los tonos de voz, los juegos primeros son aún parte de su dominio del que el niño no puede sustraerse.
Un film basado en un cuento de Carlos Rivas, escritor gallego, se titula la Lengua de las mariposas y nos indica el poder de la madre aún sobre los sentimientos y actos de un niño grande.
Este es el poder que señala Humpty-Dumpty en Alicia en el País de las Maravillas diciéndole que el amo es el dueño de las palabras.
La alienación significante de un sujeto a la lengua con la que es hablado dependerá de muchos factores pero el lugar de la madre tiene una incidencia fundamental al comienzo.
El arte tiene el poder de conmover nuestra existencia, de remitirnos nuevamente a un nacimiento ya que nos deja un tanto a su merced. La obra de un artista concita un goce que puede llegar a replantearnos nuestra posición y modificar nuestro pensamiento. El poder del arte como el de las palabras es a veces sutil pero puede ejercer una verdadera transformación en el otro. La obra de arte en tanto aparece como un objeto novedoso nos remite a la situación primera, mítica y fundante donde se viene a imprimir la lengua materna.
En cada sujeto hace una combinatoria y toma su forma particular de hablar y, por ende, de gozar. Por ello hay artistas comprendidos mucho después del momento de producción de su obra, como si nos hablaran en un idioma del que no podemos apropiarnos y otros que no consiguen lograr que el goce de la creación sea transmisible.
Me parece que allí radica no “los” sino “el” enigma. La pregunta que dirige mi investigación en Aiap: ¿qué es lo que hace que, en cada época, haya algunos considerados artistas que logran hacer que su goce particular represente y se encuentre con el goce de otros?
Si el poder fuera un enigma encontraría un desciframiento. Los políticos, los sociólogos, los analistas, los filósofos se encargan de eso. El artista más bien cifra su goce en su producto y lo entrega. Más que descifrar un enigma resta una pregunta: ¿llegará a destino?

Mirta Vázquez de Teitelbaum


[1] Jacques Lacan. Escritos I y II. Editorial Siglo XXI. 1966

Ensayo/ El Hipertextoy las nuevas retóricas de la posmodernidad/ Adolfo Vásquez Rocca

EL HIPERTEXTO Y LAS NUEVAS RETORICAS DE LA POSMODERNIDAD.
TEXTUALIDAD, REDES Y DISCURSO EX-CÉNTRICO
[1]

Dr. Adolfo Vásquez Rocca


Introducción

Las declaraciones de los teóricos en literatura hipertextual han ido convergiendo en importantes cambios que están afectando la episteme contemporánea. Un cambio de paradigma que ya aparece en los escritos de Jaques Derrida y de Roland Barthes.
Los teóricos culturales y especialistas en hipertexto postulan que deben abandonarse los actuales sistemas conceptuales basados en nociones como centro, margen, jerarquía y linealidad y sustituirlos por otras de multilinealidad, nodos, nexos y redes.
Casi todos los participantes en este cambio de paradigma, que marca una revolución en el pensamiento, consideran la escritura electrónica como una reacción directa a las desventajas e inconvenientes del libro impreso. Esta reacción tendrá profundas repercusiones en la literatura la enseñanza y la política.


I

Es de importancia capital para la Filosofía y en general para la lógica que subyace en toda trama argumental, esto es en todo desarrollo conceptual o discursivo –el ocuparse tanto del problema del estatuto ontológico de lo que denominamos texto como del conflicto entre las dos formas estratégicas de diseñar el mismo. Conflicto que no es de orden tecnológico sino fundamentalmente valórico.

Se trata de dos formas de interpretar la Modernidad y su Idea de Progreso, que son el fundamento del paradigma Lineal de representación de los conocimientos o de la información. Los intentos actuales de ruptura con el Texto Unilineal en nombre de la multilinealidad (Hipertextualidad) muestran en forma implícita o explícita la lucha entre la defensa política y académica del discurso universal, fijo, e inamovible (el «pensamiento único») frente al relativismo individual capaz de establecer sus propios centros o descentrar el discurso establecido. Es importante constatar como la Hipertextualidad esta siendo usada por los defensores del Texto lineal para su mejor consolidación.

Esto con independencia de que haya sido una tecnología - como es el soporte hipertextual y la capacidad de digitalizar la escritura- quien lo haya puesto sobre el eje de las discusiones postmodernas sobre la articulación del pensamiento.

II

En su aspecto operacional las nuevas retóricas ponen en escena diferentes tipos de cruces entre lo real y lo virtual, entre lo sintético y lo natural. Entre estas representaciones podrán encadenarse metamorfosis continuas. Los “espacios virtuales” equivalen a campos de datos[2] de los que cada punto puede considerarse como una puerta de entrada a otro campo de datos, hacia un nuevo espacio virtual que conduce a su vez a otros espacios de datos. Serán, por ello, necesarias nuevas formas de navegación mental para orientarse en esos laberintos de información en constante regeneración. De ahí la importancia de las técnicas de “navegación”, de “orientación”. Hay que saber luchar contra la deriva inherente a las travesías largas, hay que saber alcanzar el destino del viaje.

No sólo en ficción hipertextual sino también en la literatura experimental es posible encontrarse con estilos caudalosos en constante pliegue y despliegue. Narrativas o articulaciones discursivas que se puede recorrer en diversas direcciones, no sólo sucesivas sino simultáneas, opuestas, contradictorias, que no admiten una sola categorización, sino las más variadas: novela, antinovela, antipoesía[3], escritura automática, parodia literaria, reflexión filosófica, meditación esotérica, y muchas otras caracterizaciones paralelas o complementarias. No se trata de lo uno o lo otro, sino de lo uno y lo otro.

III

La presencia de múltiples trayectos de lectura crea un texto que existe con independencia mucho menor respecto de los comentarios, analogías y tradiciones que el texto impreso. Este tipo de democratización no sólo reduce la separación jerárquica entre el así llamado texto principal y las anotaciones, que ahora existen como textos independientes, unidades de lectura o lexias, sino que también difumina las fronteras entre los textos individuales. La conexión electrónica reconfigura nuestra experiencia de nosotros mismos como autores así como del lector-escritor.

La gramática de construcción de los nuevos relatos se alimenta del zapping y desemboca en el hipertexto, lo que implica un doble y muy distinto movimiento que la reflexión crítica tiende a confundir anulando las contradicciones que los ligan. La hibridación del estatus del autor y el lector ha penetrado el campo de los relatos. la mayoría de ellos sobre-viven inscritos en el ecosistema discursivo de los medios colonizados por la racionalidad operativa del dispositivo y el saber tecnológicos. Es en ese sistema-mediático y esos dispositivos donde se juega –se hace y des-hace– la diferencia entre géneros cuyo estatuto ha dejado de ser puramente literario para tornarse cultural, esto es cuestión de memoria y reconocimiento, frente a unos formatos en los que habla el sistema productivo, las lógicas de una comunicabilidad crecientemente subordinada a la rentabilidad.

IV

Con la reconfiguración de la narrativa y –por ello– la del autor como efecto del hipertexto, cabe esperar que también cambien las formas de trama y género literario.
La radical novedad de este tema se manifiesta en el hecho de que al escribir este Artículo, muchas fuentes que cito, todavía no han sido publicadas, o las están publicando o han aparecido en formas electrónicas: estas fuentes incluyen capítulos de libros a punto de ser editados y primeras versiones de ficción hipertextual.

El hipertexto reconfigura la manera en que concebimos los textos y los autores de los mismos. El hipertexto pone en entredicho la narración y todas las formas literarias basadas en la linealidad, también pone en tela de juicio las ideas de trama e hilo narrativo corrientes desde Aristóteles[4].

Una respuesta a Aristóteles estaría en el hecho de que la supresión de una “secuencia, probable o necesaria” de acontecimientos no destruyen toda la linealidad. No obstante, la linealidad se convierte ahora en una faceta de la experiencia del lector individual en una lexia o trayecto dados, aunque vuelva sobre sus pasos o se dirija en extrañas direcciones. Ahora bien, en mi opinión, con el hipertexto la linealidad de la experiencia de leer no desaparece del todo, pero las unidades narrativas dejan de seguirse unas a otras en una inevitable cadena de páginas. El hipertexto ha hecho que la trama sea ahora multidimensional y, en teoría, infinita, con una posibilidad también infinita de establecer nexos ya sea programados, fijos y variables, o bien aleatorios o una combinación de ambos, pudiendo el lector-escritor escoger la ruta que desea recorrer en el laberinto e incluso puede abrir nuevos caminos o interactuar con el autor.[5]

El soporte digital fractura la linealidad narrativa propia de los soportes analógicos, confiere al texto una arquitectura poliédrica, lo abre y lo expande, lo fragmenta y lo convierte, gracias a las redes, en ubicuo y participativo. Esta posibilidad emerge en entornos informáticos, únicos soportes que permiten una construcción discursiva hipertextual, esto es, basada en unidades de información (nodos) articulados entre sí mediante órdenes de programación (enlaces).

V

El fin principal que se persigue con el Texto Unilineal es representar el conocimiento en forma de secuencia progresiva, de menos a más. El menos constituye el principio del texto, que va en desarrollo creciente y que acaba en un final de plenitud y perfeccionamiento de lo comenzado en el principio. Esto supone una forma cultural específica de entender como se debe representar un todo y sus interrelaciones. Y obedece a la concepción expresada por Aristóteles en el capítulo siete de La Poética: «Un todo es aquello que tiene principio, medio y fin.»

Pero esto no explicaría totalmente la especificidad del Texto Unilineal ya que el Texto Multilineal también participa de esta concepción aristotélica de representar el todo. Ha sido la concepción dogmática de entender la Ciencia la que ha defendido esta representación en secuencia lineal progresiva como algo verdadero, fijo e inamovible[6]. Esto ha conducido al carácter Unilineal del Texto, es decir, al establecimiento de un sólo centro o línea explicativa cerrada, fuera de la cual, lo más que podían existir eran «notas» complementarias.

VI

La palabra hipertexto es mucho más concordante con la necesidad de enfatizar que la red de asociaciones está poblada de signos y no de palabras. Etimológicamente el vocablo texto remite a la antigua técnica del tejido. Se hace el vestido para vestir a la única especie que se viste. El texto es sinónimo de elaboración cultural, pero el texto, me arriesgo a decir, es siempre hipertexto, como la ropa que nos delimita y a la cual confluye la tela de sentidos societales que le atribuimos. La metáfora del hipertexto está poblada de topologías apropiadas. Baste recordar que por los hipermedia se navega, se interactúa, es decir, se opera en un contexto que a la vez contribuimos a crear. La red hipertextual no está en el espacio, ni en el tiempo –como una Enciclopedia– ella es el espacio y el tiempo. Los hipermedia, cabe advertir, nos exponen a un riesgo, el de ser absorbidos por una efectiva entropía semiótica: nos perdemos mucho más fácil en una carretera hipertextual que en una Enciclopedia. La referencia espacial y sensomotora que actúa cuando, delante de la pantalla, tenemos acceso a una pequeña superficie proveniente de otro espacio, suspendida entre dos mundos. La Enciclopedia se sobrevuela, el hipertexto es apenas manipulable ya que se nos presenta como un paquete (en el sentido cuántico) doblado y redoblado (plexos), actualizado por vía de una ventana. “Es como si exploráramos un gran mapa sin que jamás pudiésemos desdoblarlo, sólo es observable a través de fragmentos minúsculos”.[7] Al "navegar" por un discurso de pensamientos relacionados al modo de un hipertexto, debemos ser metodológicamente rigurosos –nunca arbitrarios– aun cuando el modo de tratar un problema se abre a una dimensión plástica, que encierra en su creación y utilización una serie de asuntos tanto éticos, lógicos como estéticos. El hipertexto constituye un cuestionamiento fundamental a la lógica subordinativa que ha imperado en el pensamiento occidental, y una reivindicación de los modelos asociativos y coordinativos que se encuentran en concordancia con el paradigma holístico y trans-disciplinario de la postmodernidad.

En un principio puede pensarse que la palabra más adecuada para denominar al "creador-constructor" de un hipertexto es la de “autor”, pero un análisis más cuidadoso nos hará caer en la cuenta que más precisa aún es la designación, tan denostada últimamente, de "diseñador". La razón es que no sólo existe autoría en los discursos formales, existe también construcción, mantenimiento, indagación intelectual, búsqueda de nuevas formas, diseño de grafos, composición ergonómica, etc. En cierto modo al autor y conocedor de la materia hipertextualizable ha de unirse el hacer del diseñador y de los inventores del medio, pues es claro que: "los autores (según este planteamiento diseñadores) de hipermedia (para nosotros hipertexto) afrontan problemas similares a los que confrontaron los pioneros del cine. Tienen que inventar el primer plano, el fundido a negro, la profundidad de campo y la disolución de la imagen y cuando llegó el sonido tuvieron que reinventar el medio para incorporarlo. Lo mismo es válido para los hipermedia; tenemos la tecnología, pero aún estamos en el proceso de inventar el lenguaje y las convenciones de este nuevo medio de comunicación" y con éstas y aquél el propio "juego del lenguaje" en el sentido Wittgensteiniano del término. Por decirlo de algún modo estamos cerca de realizar bricolaje informático con el diseño de nuestros propios objetos.

VII

El procesamiento electrónico de texto representa el cambio más importante en la tecnología de la información desde el desarrollo del libro impreso. Conlleva la promesa (o la amenaza) de producir cambios en nuestra cultura, sobre todo en la literatura, la educación, la crítica y la erudición, al menos tan radicales como los producidos por los tipos móviles de Gutenberg.

Esto conducirá, finalmente, a representar los conocimientos en forma de red. Pero, como he indicado, una red entendida como distintas navegaciones o trayectos enlazados o federados: multilíneas en paralelo, que pueden ser contempladas en su conjunto en un solo gráfico. No estamos, por tanto, ante la idea de un todo simultáneo y su representación correspondiente. La actual idea de redes lo es de trayectos individuales que se entrecruzan e interrelacionan más que de la pertenencia a un conjunto y de la función que ese conjunto nos asigna. Se subraya sobre todo el carácter constructivista que asume la navegación por la red.

Esto es determinante para todo el discurso postmoderno, abierto a los puntos de contraste, fractura y sospecha sobre todo texto y -porque no señalarlo- sobre el autor que lo ha articulado. Es precisamente aquí donde el descentramiento aparece como la estrategia más efectiva para deconstruir la lógica del discurso único, la tiranía del principio de no contradicción y la voluntad de sistema a él adherida.

En este entorno situaríamos igualmente lo que George P. Landow[8] titula como «la convergencia de la teoría crítica contemporánea y la literatura» en referencia al Hipertexto. Toda una generación crítica en el terreno de la filosofía y de la literatura «clama por la hipertextualidad» como es el caso de Barthes, Foucault, y Derrida, entre los más sobresalientes. Todos ellos trabajan con la intención de romper la Unilinealidad, de proporcionar una apertura textual y de ayudar a descentrar y a deconstruir el discurso único, fijo y dogmático.

VIII

Un examen de los graves problemas con que se encontró Wittgenstein a causa de sus prácticas de lectura y escritura condicionada por la imprenta tiene mucho que ofrecer a quien se interese por las relaciones entre hipertexto y teoría.

En cierto modo el hipertexto supone una manera de solventar los problemas de representación lingüística a los que alude Wittgenstein en el prólogo de su obra Investigaciones filosóficas, allí reflexiona sobre sus dificultades para dar a sus pensamientos una adecuada representación lingüística con las formas tradicionales. Así se entiende que Wittgenstein venga a ser un antecedente temprano y fundamental de la necesidad de un hipertexto –aun cuando nunca haya usado el término–[9].

Así, con su forma fragmentada y estilo epigramático, Wittgenstein deja espacio para los movimientos en múltiples direcciones. La constelación de breves observaciones, con sus cambios, recorridos en zigzag, sus cruces y saltos se convirtió en la forma final de Investigaciones Filosóficas y contrasta con el libro que originariamente pretendía escribir, según la intención manifiesta en el texto recién referido, donde Wittgenstein da una descripción figurativa de este laborioso proceso de producción y organización textuales. Invita al lector a pensar topográficamente en el texto, a mediada que viaja “por un amplio campo de pensamientos entrecruzados en todas las direcciones”.

Al detenerse en el análisis del Prólogo de Investigaciones Filosóficas se observa como Wittgenstein se traslada de la forma literal de su presentación para intentar ilustrar el proceso de su trabajo utilizando una metáfora compleja sacada del modo visual de representación. El escritor es presentado como un pintor. Esta traslación de lo literal a lo visual concluye en las últimas frases. Los esbozos han sido reordenados y modificados, pero vistos conjuntamente como una colección, su constelación expresa una imagen del paisaje. “Así que en realidad, este libro no es más que un álbum.” Una vez más reduce su obra a algo que no podía cumplir los requisitos de un “verdadero libro”. Fracasando en la adaptación, “sólo” puede ofrecernos una forma distinta: el formato sin pretensiones de álbum.

La presentación figurativa que hace Wittgenstein de su método revela una relación entre la estructura de Investigaciones y sus comprometidos viajes por los distintos temas del paisaje del pensamiento. Describe tres órdenes de organización en el proceso que desemboca en el texto publicado (el álbum): paisaje, esbozos y observaciones publicadas. En primer lugar el filósofo prepara el terreno en el paisaje del pensamiento. Mientras se desplaza por el espacio imaginario, describe por escrito la escena desde diferentes puntos y en varias direcciones. Estas notas o esbozos componen una topografía del paisaje. Antes de llegar al orden definitivo del libro publicado selecciona, modifica y reordena el material.

IX

El legado escrito de Wittgenstein, en su mayor parte críptico y epigramático, con disquisiciones lingüísticas, que parecen reproducir el movimiento mismo del pensamiento en sus fases de gestación, puede confundir al investigador más experimentado. Hay observaciones y observaciones de observaciones (destinadas al consumo personal) que no tienen fecha ni señales claras de adonde pertenecen y por donde prosiguen. Sin embargo no se deduzca de ello que Wittgenstein era caótico, sino que (un poco a la manera de Husserl) repensaba críticamente todo lo que decía. De ahí que al enfrentarse con su propio pensamiento lo sometiera al mismo proceso que si fuera el producto de una obra ajena.

Sus notas y observaciones pasaron por un largo proceso de reordenación y correcciones antes de llegar a su forma definitiva. Por ejemplo, insertaba un fragmento, que había aparecido primero en un cuadernillo manuscrito, en un volumen con otros materiales, para luego darle una forma mecanografiada. Durante esta transposición, cambiaba palabras o incluía la observación original en otro párrafo más largo. Finalmente, acababa dividiendo el texto escrito a máquina en párrafos que volvía a ordenar. Este laborioso procedimiento de preparación resulta en principio muy similar a los inadvertidos ejercicios mentales y a las técnicas de “cortar y pegar” que tan fácilmente son llevadas a cabo por los usuarios de Internet. Para Wittgenstein, esa fragmentación textual y la flexibilidad de la reorganización constante que ella posibilita estaban íntimamente relacionadas con su forma de pensar y tenían que ver con la naturaleza misma de la investigación filosófica, tal como él la concebía.

Uno de los libros publicados por los albaceas literarios de Wittgenstein contiene una colección de fragmentos encontrada en un archivador. Estos fragmentos eran recortes de sus extensos manuscritos; algunos estaban grapados juntos mientras que otros estaban sueltos en el archivador. Según los albaceas, estos fragmentos componían una colección sumamente distinta de todas las demás observaciones. Nunca sabremos exactamente como Wittgenstein compuso estos materiales manuscritos: pudo ser un medio que le brindaba una formato flexible adecuado para la naturaleza de los problemas que estaba tratando; pudo haber creado una colección de textos sin verse limitado por el libro encuadernado; o tal vez la colección le proporcionaba un modo de conservar la dinámica de sus pensamientos. Wittgenstein incluso concibió un sistema de codificación numerada capaz de presentar la red interrelacionada en la que quería organizar y concebir sus observaciones."[10]

En cierta forma la manera de trabajar de Wittgenstein no es privativa de su genio, sino que se extiende a muchos investigadores y pensadores anónimos que pugnan por registrar sus observaciones mientras se van desplegando en conjuntos de complejidad creciente. Llega un momento que el estudioso se bloquea (si mira hacia atrás, y trata de reconstruir el proceso que lo ha llevado a cierta conclusión). El problema no está en el movimiento de su pensamiento... sino en la manera de registrarlo.

Hasta ahora... fuera de notas (que se agregan a otras) formando jerarquías entramadas, no había forma de ampliar los límites inherentes al carácter secuencial de la escritura. Sin embargo, gracias a la tecnología informática y a su desarrollo en el hipertexto, ya es posible generar "mapas" conceptuales que crecen, en todas direcciones y en diferentes niveles, y que pueden ser rehechos parcialmente sin afectar la claridad del conjunto.

Otro rasgo característico que distingue el modo Wittgensteiniano de exposición, nótese bien: el modo de exposición de su pensamiento -excepto en el Tractatus Logico-Philosophicus- es el de la fragmentación. Sus ideas aparecen fragmentadas, se concentran en torno a problemas aislados y son asistemáticas. Incluso allí donde se tomó las mayores molestias por poner en cierto orden sus consideraciones con vistas a la publicación, no se reconoce unidad sistemática alguna, a no ser en pequeñas agrupaciones. Incluso en consideraciones aisladas, que se distinguen como tales sólo porque él las enumera, a veces Wittgenstein se aparta de la cuestión que señaló el punto de partida, para tratar otros problemas que aparecieron durante su reflexión. Así, pues, hasta en la consideración aislada su exposición no tiene una unidad de sentido clausurada en sí misma.


X


El elemento central de la teoría aquí expuesta es la noción de temas que se "entrecruzan" en muchas direcciones y con muchas dimensiones temáticas que sirven de travesías. El tratamiento de un tópico irregular y complejo no puede limitarse a una sola dirección sin mermar el potencial de transferencia.

La clave para hallar esta nueva forma estaría en la estructura que prestan a los argumentos el movimiento y los nexos, logrando ir más allá de la limitada conexión de tema y comentario.

He aquí la verdadera novedad del hipertexto, el aporte duradero que llevaría hacia la tridimensionalidad en la construcción de información, mas allá de la linealidad del texto apuntando a una lógica de superficies, engarces, planeos y multiplicación de puntos de anclaje.
Tras haber referido las posibilidades del hipertexto, se presentan sin embargo cuestiones problemáticas, como las dificultades aun propias de la inexistencia de lenguajes especialmente programados para desplegar adecuadamente las diversas lexias (textos con autonomía funcional). Pero estas limitaciones habrán de ser superadas, por lo pronto, problemas –derivados de la noción de hipertexto y las prácticas a ella asociadas- constituyen un terreno fecundo para el debate y la investigación, tanto en el ámbito de la ontología del lenguaje, teorías de la información, como la naturaleza de la articulación (o desarticulación –desmantelamiento-) de nuestro discurso o más bien de nuestra condición discursiva, que no es sino el problema de la Lógica.
[1] Originalmente: Vásquez Rocca, Adolfo, "El Hipertexto y las nuevas retóricas de la postmodernidad; textualidad, redes y discurso excéntrico". REVISTA PHILOSHOPHICA N º 27 2004, Instituto de Filosofía PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO. pp.331 – 350
http://www.philosophica.ucv.cl/abs27Vasquez.pdf
[2] QUÉAU, Philipe, Lo Virtual; Virtudes y Vértigos, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1995.
[3]
[4] En el capítulo siete de la Poética, Aristóteles ofrece una definición de trama en la que la secuencia fija desempeña un papel esencial.
[5] La necesaria contextualidad e intertextualidad, que surgen al situar unidades de lectura en una red de trayectos fácilmente navegables, entretejen los textos, incluidos los de otros autores y los de medios no verbales. Un efecto de este proceso es que debilita, y tal vez destruye, cualquier sentido de unicidad textual.

[6] Es cierto que la secuencia lineal de menos a más facilita igualmente otra tarea de la Ciencia como es el proceder de la causa al efecto, de las premisas a las conclusiones, y de las pruebas a la demostración. Pero este carácter discursivo del texto no debe identificarse con la representación de un solo discurso cerrado.
La Ciencia ha privilegiado igualmente la representación analítica sobre la sintética: la síntesis es el resultado de toda la secuencia lineal y se encuentra prácticamente al final de la exposición. En esta perspectiva el autor, el científico en este caso, provoca la adhesión a sus teorías por parte del lector, que se constituye en un mero espectador pasivo.
[7] ESTÉ, Aquiles, Cultura Replicante; el orden semiocentrista, Editorial Gedisa, Barcelona, 1999, p.123.
[8] LANDOW, George P., Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología. Editorial Paidós, Barcelona, 1995.
[9] Ya en 1945 daba cuenta de estos problemas del siguiente modo:

"He anotado todos estos pensamientos como observaciones, en párrafos cortos, de los que, en algunos casos, hay una cadena bastante larga sobre un mismo tema, mientras que en otros paso repentinamente de un tema a otro. Al principio, tenía la intención de reunirlo todo en un libro cuya forma me imaginé de manera diferente en distintos momentos. Pero lo esencial era que los pensamientos procedieran de un tema a otro en un orden natural y sin interrupciones.
Tras varios intentos fallidos para amalgamar mis resultados en dicho conjunto, me di cuenta de que no lo lograría nunca. Lo mejor que podía escribir nunca dejaría de ser más que observaciones filosóficas; mis pensamientos se paralizaban pronto cuando intenta forzarlos en una única dirección en contra de su inclinación natural. Y por supuesto, ello tenía que ver con la naturaleza de la investigación. Esto nos fuerza a viajar por un amplio campo de pensamientos entrecruzados en todas las direcciones.

Las observaciones filosóficas de esta obra son como diversos esbozos de paisajes hechos en el curso de esos largos y comprometidos viajes.

Se abordan una y otra vez, desde distintas direcciones, los mismos puntos y otros casi iguales haciendo cada vez nuevos esbozos. Muchos de ellos fueron mal dibujados o eran poco característicos, con todos los defectos de un mal dibujante. Tras rechazarlos, quedaban unos cuantos tolerables, que ahora tenían que ordenarse, y a veces cortarse, de modo que si uno los miraba, podía obtener una imagen del paisaje. Así que, en realidad, este libro no es más que un álbum.”1
[10] "Wittgenstein, Genette y la narrativa del lector en hipertexto", en Gunnar Liest en George P. Landow, Teoría del Hipertexto, Paidós. Multimedia 4. Barcelona, 1997, Pág. 109.